Un manifiesto contra el olvido. Un homenaje a la hermosa ciudad de Plasencia y a los que la hicieron grande en el fructífero periodo de la República Española, para desaparecer luego en la barbarie de la Guerra Civil. Un repaso exhaustivo a lo que hicieron y dejaron de hacer esos hombres en defensa de la libertad y en pos de sus convicciones democráticas, y a la cruel represión fascista que acabó con ellos. Un libro denso y lleno de información realizado por Antonio Sánchez-Marín en un deseo de dejar constancia escrita de lo sucedido, como un notario que levanta acta de un pasado que no debe y no puede olvidarse. Porque el olvido es una crueldad añadida a la de la muerte, al sacrificio desalmado de tantos españoles.
Hasta julio de 1936, Louis Delaprée era el exponente más brillante del estilo liviano del periodismo popular francés. Sus experiencias como corresponsal en la guerra civil le transformaron. En las últimas semanas de su vida, Delaprée mandó unos reportajes furiosos y emotivos que denunciaban el horror de los bombardeos aéreos de Madrid.
Su periódico censuró sus artículos, y luego los rechazó por completo. Mientras tanto, un culebrón de la familia real inglesa acaparaba los titulares, y Delaprée denunció amargamente ante la redacción que «la matanza de cien niños españoles es menos interesante que un suspiro de Mrs. Simpson, puta real». Volvía indignado a París cuando su avión fue atacado cerca de Guadalajara, y murió en Madrid el 11 de diciembre de 1936.
La batalla de Brunete fue la más importante de las habidas en Madrid. Aunque su dureza no llegó a los niveles de la batalla dei Ebro, fue una importante prueba de fuego para ambos ejércitos. La República ganó un centenar de kilómetros cuadrados, pero no pudo culminar su deseo de levantar el asedio de la capital. Franco quiso dar una lección ejemplar a los que en su zona llamaban “rojillos”, pero se tuvo que conformar con arrebatarles Brunete y un trozo de terreno. Por primera vez el ejército popular de la República se atrevía a tratar de tú a tú al jactancioso ejército de Franco. Fue una lección para los dos.
Francisco Franco Bahamonde gobernó España con puño de hierro durante cuarenta años, pero ni siquiera su círculo de íntimos se atrevía a decir que lo conocía realmente. Tuvo una infancia marcada por la figura de un padre mujeriego y una madre fuerte; una juventud en la que distintos complejos sociales y físicos dejaron en él una huella clara; una edad adulta donde la ambición, la tenacidad y la capacidad de trabajo se convirtieron en pilares de su personalidad...
A 1175 metros de altitud en el altiplano de Tormantos, estribaciones de la sierra de Gredos, a caballo entre las comarcas cacereñas de la Vera y el valle del Jerte, está Piornal (1600 habitantes). Un pueblo a trasmano, perdido en el monte, alejado de todos los sitios. Antaño, esa lejanía era una carga añadida al duro laborar diario; hoy, es una bendición.
Verano de 1941. La invencible Wehrmatcht invade por sorpresa la URSS extendiendo la Segunda Guerra Mundial al Este de Europa. A muchos miles de kilómetros de aquel escenario bélico, más de un millón de extremeños trataban de sobrevivir a duras penas en una región desolada por la reciente guerra civil. Extremadura era el lugar idóneo para realizar una importante leva y varios miles de hombres, la mitad obreros del campo, se enrolaron en la División Azul para escapar del hambre y de la miseria.